El Boletín Oficial del Estado del pasado 28 de noviembre de 2020 recoge la Orden SND/1121/2020. En ella se comunica la actualización del sistema de precios de referencia en el Sistema Nacional de Salud. Es decir, se revisan los precios de 13.824 medicamentos dispensados en farmacia.
Tal y como explica Patricia Fernández, responsable del departamento de Contabilidad de Asefarma, esto supone que las oficinas de farmacia deben dispensar “al precio de venta actual, hasta el 31 de diciembre de 2020. Por lo que, a partir del 1 de enero de 2021, deben hacerlo con los nuevos precios” y no olvidarse de gestionar el stock.
Esto, ¿qué supone? Tal y como aclara Fernández, “nosotros siempre recomendamos que a la hora de realizar la actualización de los precios el farmacéutico debe extraer un inventario del ordenador antes y después de dicha actualización”. De esta manera, “la diferencia será un gasto deducible, ya que se considera depreciación del stock”.
Se actualiza el precio del medicamento, pero… ¿qué ocurre con la gestión del stock?
La actualización del precio de los medicamentos y gestionar el stock y todos los productos con los que se cuenta en la oficina de farmacia suele generar incertidumbre.
Desde el departamento de Consultoría de Asefarma, Eva Ruiz, responsable de esta área, explica que “aun asumiendo que las farmacias hagan efectiva esta medida a partir del 1 de enero del próximo año, en los próximos días tendrán que hacer una valoración del stock sobrante. Porque supondrá una merma a cuantificar en su rentabilidad”.
Desde Asefarma recomendamos al titular “que gestione el stock dada la variación en el precio del medicamento. Que negocie con laboratorios y proveedores estratégicos. Empleando para ello un enfoque distinto, que vaya más allá de cerrar unas condiciones de compra interesantes. Porque este tema debe formar parte de la negociación de forma prioritaria buscando compensar estas pérdidas o para que éstas sean menores”.
Esta labor supondrá que se deban dimensionar las referencias que se ven afectadas. Hacerlo supondrá, tal y como explica Ruiz, “realizar además un control de inventario exhaustivo que se debe ir revisando continuamente”. Así, lo óptimo es que se marque “una prioridad de venta para darle salida a nuestro equipo. Igualmente, ésta es una tarea que se debería integrar en el día a día de la farmacia, estableciéndose un protocolo de actuación por parte del responsable de éticos y genéricos. Mucho más hoy y aún más en el caso de medicamentos afectados por esta normativa, en los que hemos de evitar generar un “sobrestock” comprando con asiduidad. Deberemos hacerlo en función de la demanda y por unidades sueltas, por si dejaran de ser prescritas. También vigilando su entrada a precio nuevo por si esa bajada de precios les afectase”, apunta la responsable del departamento de Consultoría.
Otras recomendaciones para minimizar el impacto en la farmacia
Eva Ruiz ha querido recordar la farmacia se encuentra con una Orden de Precios de Referencia una vez al año. Así, debe tratar de minimizar el impacto que ello puede suponerle y anticiparse. ¿Cómo? “Seleccionando escrupulosamente los proveedores que darán servicio y cerrando acuerdos más abiertos. El proveedor determinado de éticos tanto si son almacenes como laboratorios contemplen trabajar con condiciones de compra lineales en función de un volumen estimado anual. Contemplando y, cerrando, además, dentro del mismo condiciones que faciliten la salida de productos cuando puntualmente se vean afectados por futuras OPR. Ofreciendo posibles compensaciones a diferencias de precio por este tema”.
Desde Asefarma reiteramos la importancia de gestionar la farmacia. De atender a la actualización en el precio del medicamento y de gestionar el stock. Y tal y como explica Eva Ruiz, “la simple gestión ayudará a que la aparición de nuevas órdenes de precios de referencia no suponga una merma importante con revisión continua del inventario”. Además, “la gestión de compras de una manera globalizada optimizará la relación coste beneficio dentro de la proporción de venta de medicamento de cada farmacia. Obteniendo como beneficio principal una compra ajustada a la venta. Y siempre manteniendo stocks de seguridad que no pongan en riesgo el nivel de servicio de la farmacia ni su futura rentabilidad”.
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