La principal diferencia entre una farmacia y una parafarmacia radica en los productos que venden, la farmacia dispensa medicamentos y la parafarmacia no. Mientras que la actividad de la farmacia es la preparación, almacenamiento y dispensación de medicamentos, la parafarmacia se dedica a la preparación y dispensación de productos medicinales sin receta.
FARMACIA
Como su propia definición indica, desde sus orígenes, farmacia es una ciencia y una actividad desarrollada en un espacio en el que el farmacéutico se ha dedicado a la preparación, almacenamiento, presentación y dispensación de medicamentos. No obstante, esa labor ha ido evolucionando año tras año y son pocas las farmacias que, a día de hoy, continúan haciendo formulaciones en la rebotica (fórmulas magistrales). Lo que sí que comparten todas es la dispensación y el almacenamiento de medicamentos -con y sin receta-, productos para el cuidado de la salud de cualquier categoría y la difusión del consejo farmacéutico a sus clientes/pacientes.
En la actualidad, la fabricación de los medicamentos corresponde principalmente a los laboratorios de la industria farmacéutica. Sin embargo, hay que tener en cuenta que hay muchos farmacéuticos que además de realizar las funciones descritas anteriormente, trabajan también la investigación de las preparaciones.
¿Qué se puede vender en la farmacia? Fundamentalmente, medicamentos que necesitan receta y no se pueden publicitar. Estos productos sólo pueden dispensarse en farmacias. Además dentro de las farmacias, también se incluyen y consideran que son medicamentos tanto los productos homeopáticos como los de fitoterapia que en su etiquetado recojan usos terapéuticos. Éstos siempre se rigen por la legislación y registro de la Agencia Española del Medicamento y Productos Sanitarios.
PARAFARMACIA
Por otro lado, si acudimos a la definición de parafarmacia podemos señalar que en este tipo de establecimiento se pueden vender todo tipo de productos dedicados a la higiene personal y al cuidado de la salud siempre y cuando no requieran de una receta médica. Además, no tienen por qué ser dispensadas por un farmacéutico; esta labor puede ser desempeñada por un técnico en farmacia o parafarmacia.
La parafarmacia, por decirlo de una manera más sencilla, es el lugar en el que podemos encontrar desde productos de higiene a otros encajados en la categoría de sanitarios, sin ser necesariamente medicamentos.
Otro dato distintivo es que las parafarmacias tienen ya un terreno prácticamente ganado en lo referente al ámbito online, espacio en el que a las farmacias todavía les cuesta un poquito despegar.
Las farmacias sólo pueden ser abiertas por farmacéuticos que estén colegiados mientras que para montar una parafarmacia no hay falta la colegiación e incluso puede ser abierta por un técnico.
Por último, A nivel de imagen, otra diferencia entre una farmacia y una parafarmacia es el color de identificación de los establecimientos. Por norma general, el símbolo de la cruz de farmacia es de color verde, mientras que en parafarmacias este mismo símbolo es de color azul.
Hasta aquí la diferencia entre farmacia y parafarmacia es bastante clara. Sin embargo, no hay que darle demasiadas vueltas ya que lo más habitual es que te encuentres en tu camino –aproximadamente en más de un 90% de los casos- con farmacias. En ellas, además de medicamentos y productos para el cuidado de la salud que precisen de receta también podrás adquirir los productos que puedes ver dentro de una parafarmacia. Y lo mejor de todo, es que el consejo farmacéutico en persona y la venta ‘face to face’ siempre ayuda a fidelizar. Y… ¡más de lo que te puedas imaginar!
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