Gestionar los residuos en general, no es tarea fácil en ningún sector. En el caso de la farmacia comunitaria hay que ser aún mucho más minucioso. ¿Cómo gestionar los residuos de la farmacia?
La farmacia comunitaria, a consecuencia de determinadas actividades se la considera productora de residuos, por lo que está obligada a valorar los mismos y mantenerlos en condiciones adecuadas de higiene y seguridad, así como de gestionar su retirada. Los genera en determinadas actividades diarias.
Residuos farmacéuticos
Los residuos básicos que se pueden encontrar en la farmacia y cuya retirada es de obligado cumplimiento gestionar son:
- Si la farmacia elabora fórmulas magistrales, hay que retirar tanto los reactivos químicos como las sustancias que se empleen en las formulaciones siempre que estén caducados. Tampoco hay que olvidarse de los restos sobrantes de la elaboración de la fórmula magistral junto a los envases vacíos que han contenido dichas materias primas.
- Los residuos biosanitarios generados en aquellas farmacias en las que se realizan análisis de parámetros biológicos.
- Los medicamentos dispensados a través de una página web y que sean devueltos a la farmacia porque hayan sido suministrados por error o porque hayan sido dañados en el transporte. No debemos olvidar que la farmacia responsable de la custodia del medicamento. Una vez que el medicamento sale de sus instalaciones se desconoce en qué condiciones han estado dichos medicamentos y, por tanto, no pueden volver al canal de dispensación.
- Los medicamentos de origen doméstico, que se han recepcionado en la farmacia de la mano del consumidor.
Contenedores según los tipos de residuos farmacéuticos:
En cuanto a la función del tipo de residuo farmacéutico, la farmacia dispondrá de distintos contenedores.
El que encontramos en TODAS las farmacias del territorio nacional es el contenedor de SIGRE “Sistema Integrado de Gestión y Recogida de Envases”, una iniciativa ecológica sin ánimo de lucro que pretende evitar que tanto los envases de los medicamentos como los restos de éstos, se mezclen con otros residuos y acaben contaminando el medio ambiente. Este contenedor está presente exclusivamente en farmacias pues no se encuentra en ningún otro establecimiento sanitario público o privado.
En éste se depositará todo aquello que lleve impreso en su cartonaje o envase el símbolo del SIGRE, símbolo que está autorizado por la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) y por la Agencia Europea de Medicamentos (EAM), encontrando este símbolo también en el prospecto.
En este contenedor reciclaremos envases que hayan estado en contacto con medicamentos, excepto citotóxicos y agujas extraíbles, admitiendo jeringas precargadas de insulinas o heparinas siempre y cuando tengan el capuchón protector puesto.
Acerca del caso de SIGRE, no es contenedor para radiografías, termómetros, tensiómetros, cepillos eléctricos o cualquier otro dispositivo que se haya podido adquirir en la farmacia, éstos se tendrán que llevar al Punto limpio o a los Ecoparques.
En el caso en que se lleven a cabo análisis de parámetros bioquímicos (colesterol, glucosa…) en los que se necesita una toma de muestra hay que disponer de otro contenedor de residuos en la farmacia: dicho contenedor de objetos punzantes (normalmente es rígido de color amarillo) no es exclusivo de las oficinas de farmacia ya que también lo encontramos en los centros de salud. En esta situación hay que gestionar su recogida para el posterior tratamiento de su contenido. Para ello hay que establecer un contrato con alguna empresa dedicada a este servicio (las mismas que recogen residuos peligrosos) que se encargará de recoger y dejar un nuevo envase para su llenado.
El resto de los residuos generados en este servicio o en cualquier otro que realice la farmacia como perforación del lóbulo de la oreja con guantes, algodón, gasas, tiritas… se tirarán a la basura ordinaria.
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