Hoy en día el farmacéutico, siendo el primer contacto del paciente con un profesional de la salud, debería estar enfocado en dotar a su farmacia de los servicios de asistencia sanitaria que demanda la población, formándose él y su equipo y desarrollando esos servicios.

La farmacia es un referente en salud entre la ciudadanía. Ofrecer una imagen distinta al paciente, más allá de la mera dispensación del medicamento, e incorporando una estrategia empresarial asistencial, transformará a esa farmacia tradicional en un establecimiento de salud moderno y totalmente renovado, enfocado a convertirse en un centro sanitario de proximidad y desde donde se fomenta la salud integral al paciente. Este cambio, se ha conseguido gracias a titulares con el conocimiento y empeño de ir siguiendo las nuevas tendencias de mercado.

Una farmacia más profesionalizada

Precisamente, los hábitos de compra de productos farmacéuticos o lo que le gusta al nuevo consumidor, han sido los que han movido al titular inquieto a adaptarse a este nuevo tipo de consumo. Un paciente, mucho más exigente, “demanda” la transformación de la farmacia tradicional en la farmacia del siglo XXI, más profesionalizada y especializada que la de antaño. Como establecimiento a pie de calle, se ha visto abocada a competir, no sólo con otras farmacias cercanas con más o menos inquietud,  y con más o menos carácter comercial, sino también con retails especializados, grandes superficies y por supuesto, con el comercio online.

Destacar frente al resto e incorporar una visión diferente a la de la farmacia tradicional, a nivel físico, conceptual y operativo, es el camino básico y necesario para adaptarse a ese nuevo mercado y a ese nuevo consumidor. Por eso es importante saber cuáles son y cómo ponerlos en marcha de la mejor manera posible,  en función de las necesidades que la farmacia detecte en su paciente- cliente habitual,  o en los potenciales clientes que desee tener.

El artículo 86 del Real Decreto 1/2015, del 24 de julio, redunda en la importancia de situar la farmacia como referente en la promoción de la salud, ya que promulga la necesidad por parte del farmacéutico de ser responsable de la dispensación de los medicamentos a la población, lo que implica un desarrollo de sus competencias profesionales, para ayudar al paciente en el cumplimiento de las pautas del médico y un seguimiento de su tratamiento, con el fin de asegurar la seguridad y eficacia del mismo, siendo su objetivo final la promoción de la salud y el bienestar de la comunidad.

La clasificación general de los Servicios Profesionales Farmacéuticos Asistenciales, que define el Foro de Atención Farmacéutica, diferencia estos en dos grandes bloques: Servicios de Atención Farmacéutica (basado en el medicamento y adherencia al tratamiento) y Servicios relacionados con la Salud comunitaria (centrado prevención, promoción y educación de la Salud).

Cada farmacia podría implementar diferentes servicios profesionales, en función de la normativa vigente de la comunidad autónoma donde se encuentre ubicada. Además, debe tener en cuenta el entorno (tipo de cliente y respuestas de la competencia); el equipo con el que cuenta también, para la implantación del servicio y los recursos propios que dispone la oficina de farmacia (espacio, herramientas, comunicación…).

Listado de cartera de servicios en farmacia

Este incluye una serie de actividades y servicios comunes, que las farmacias ofrecen para atender las necesidades de la población, más allá de la venta de medicamentos:

  • Dispensación de medicamentos
  • Atención farmacéutica
  • Control de salud
  • Entrega de medicamentos de forma segura
  • Gestión de recetas
  • Atención a pacientes con enfermedades crónicas
  • Programas de adherencia terapéutica
  • Venta de productos de salud y bienestar
  • Asesoramiento sobre prevención

Y como complemento, estos son los servicios adicionales que también se pueden incluir:

  • Servicio personalizado de dosificación (SPD)
  • Formulación magistral
  • Consejo nutricional
  • Control de parámetros de salud
  • Audiología
  • Óptica
  • Ortopedia
  • Perforación de lóbulo de la oreja
  • Dermoanálisis
  • Deshabituación tabáquica
  • Colaboración en campañas de prevención sanitaria
  • Otros (campañas de responsabilidad social como donaciones, recogida de producto/alimentos, cursos y charlas de divulgación, cursos de salud, etc.)

En conclusión, convertir la farmacia en un establecimiento más asistencial mediante servicios de valor añadido, genera no sólo un beneficio social y global, sino que además incrementa la rentabilidad de la farmacia, al fidelizar a un cliente, que acude con mayor frecuencia a la farmacia. Con él se logra incrementar el número de operaciones y el ticket medio. Y hace a la farmacia esforzarse por conseguir la satisfacción en general de su cliente/paciente.

Llevando un buen desarrollo de servicios, el farmacéutico cumplirá, como fin último, con su deber vocacional de ayudar a la sociedad, como bien define su código deontológico.