Hay pocas frases tan recordadas, escuchadas en radio y televisión, como la que dice “en caso de duda, consulte con su farmacéutico”. Muestra, como no puede ser de otra manera, que el farmacéutico es, al fin y al cabo, el primer profesional sanitario al que nos dirigimos como pacientes no sólo para la consulta sobre problemas de salud sino también para la toma o aplicación de determinados medicamentos y productos sanitarios.
Como indican desde el propio Ministerio de Sanidad en su publicación “Consenso sobre Atención Farmacéutica”, la indicación que se ofrece desde las oficinas de farmacias es un servicio que se presta ante la demanda de un determinado paciente o usuario que llega a la farmacia “sin saber qué medicamento debe adquirir y solicita al farmacéutico el remedio más adecuado para un problema de salud concreto”. ¿Cuándo consultar al farmacéutico? Como indican desde el Ministerio de Sanidad, la del farmacéutico es una intervención de gran importancia y que se enmarca en las actividades clínicas conocidas como “de atención farmacéutica” ya que “debe abordarse con el compromiso de cubrir las necesidades del paciente evitando la aparición de problemas relacionados con los medicamentos, siempre un contexto de uso racional de los tratamientos y mediante la aplicación de criterios científicos y técnicos”.
Resolución de síntomas menores
La consulta al farmacéutico se suele producir con periodicidad diaria. No hay que olvidar que en las oficinas de farmacia se resuelven más del 90% de los síntomas menores. Los pacientes se acniman a consultar al farmacéutico cuando acuden al mostrador porque tienen sintomatología concreta, sospechan de alguna dolencia (en cuyo caso el farmacéutico derivará al médico de atención primaria) o bien por la demanda de un medicamento o producto sanitario concreto. El profesional farmacéutico trabaja para mucho más que dispensar medicamentos y productos. Al aconsejar, acompañar y asistir, le está dando forma, como sólo él sabe hacerlo, a la farmacia asistencial.
Y por parte del paciente, es en la farmacia desde donde adquiere la respuesta a esas dudas que llega a plantear al profesional farmacéutico. Les pide asesoramiento y consejo y al final, cuando sale del establecimiento, no sólo lo hace con un medicamento o un producto que puede ayudarle en sus problemas de salud, sino que, en muchas ocasiones, sale también con la tranquilidad de haber podido consultar a un profesional sanitario sus dolencias. Cuando en ocasiones el médico de atención primaria tampoco ha podido darle cita o no ha sido posible verse con él.
Consultar al farmacéutico cuando…
Las principales consultas al farmacéutico suelen girar en torno a dudas sobre determinados fármacos, dosis, interacciones con otros medicamentos o cualquier otra preocupación que esté relacionada con la salud del paciente.
También es importante que el paciente consulte al farmacéutico y le traslade sus inquietudes en caso de que haya experimentado determinados efectos secundarios que estén siendo totalmente inesperados o se tenga sospecha de los mismos. Además, sin olvidar, que el farmacéutico es el profesional experto en el medicamento, por tanto, podrá ofrecer cualquier tipo de consejo sobre el uso adecuado de los medicamentos.
La organización de talleres, charlas informativas o cartelería específica sobre el buen uso de los medicamentos, ayudarán también a ofrecer al paciente este tipo de información desde la oficina de farmacia.