El término nocebo se refiere a un posible efecto negativo de los síntomas favorables que los pacientes pueden presentar tras recibir un placebo. El término nocebo se empezó a oír en 1961, buscando un término que estuviera en contraposición con el término placebo.
Pero ¿qué es un placebo? La RAE define al placebo como una “sustancia que, careciendo por sí misma de acción terapéutica, produce algún efecto favorable en el enfermo, si este le recibe convencido de que esa sustancia posee realmente tal acción”. Revisando el origen etimológico de los dos términos, la palabra placebo procede del verbo en latín “placere” (agradar, complacer). Por el contrario, nocebo deriva del verbo en latín “nocere” (dañar, herir, perjudicar física o emocionalmente).
Efecto nocebo en farmacología
Hoy en día, el concepto se ha actualizado y el efecto nocebo en farmacología se entiende como la situación en la que un paciente presenta posibles efectos secundarios o síntomas que da un medicamento o tratamiento, sólo porque el paciente cree que pueden ocurrir. Por ejemplo, en un ensayo clínico, los pacientes que no reciben el tratamiento pero que son informados sobre los efectos secundarios posibles de ese mismo tratamiento, a veces presentan los mismos efectos secundarios que los pacientes que lo reciben, solo porque esperan tenerlos.
Hay una gran variedad de procesos involucrados que pueden explicar el efecto placebo y el nocebo y, aunque no se conocen con exactitud cuáles son sus mecanismos, se sabe que algunos son factores relacionados con el paciente, con el contexto psicosocial o con aspectos neurobiológicos.
El efecto nocebo es fruto de la conexión que existe entre, por ejemplo:
- las características del paciente y sus circunstancias personales
- la relación que tiene con su profesional sanitario
- cómo recibe la información sobre la reacción adversa a medicamentos.
Algunos de los más estudiados son:
- las expectativas negativas del paciente ante el tratamiento farmacológico
- la experiencia previa que haya tenido
- la ansiedad que le genere la perspectiva de un nuevo tratamiento.
Muchos estudios se han centrado en el efecto placebo. No hay tantos que investiguen el efecto nocebo porque éticamente es más difícil.
Existen diversas situaciones en las que se ha podido estudiar este efecto nocebo:
- La lectura del prospecto: por ejemplo, paciente intolerante a la lactosa experimenta molestias gastrointestinales, aunque la cantidad sea mínima.
- El cambio de un medicamento con marca a un genérico se puede asociar a que no es tan eficaz y que puede dar más efectos adversos.
- La información a los pacientes que participan en un ensayo hace que estén más proclives a tener efectos negativos.
- La aparición de una noticia sobre alertas del medicamento hace sospechar de una manera negativa.
Para evitar el efecto nocebo, ante un tratamiento farmacológico se ha documentado que es importante tener en cuenta los siguientes puntos:
- Si al paciente se le informa bien sobre su tratamiento, el riesgo de aparición del efecto nocebo es menor.
- Si se comunican las expectativas con antelación, es más fácil controlar la respuesta al tratamiento.
- Proporcionar información equilibrada puede maximizar el efecto placebo y minimizar el efecto nocebo.
- Para reducir la ansiedad y los pensamientos negativos que genera el tratamiento, es básico que haya un ambiente de confianza, empatía y transparencia con el paciente.
- La aparición del efecto nocebo puede aumentar la incidencia de los efectos adversos, comprometiendo la adherencia y la eficacia del tratamiento.